Hoteles automáticos
Si la noche lo sorprende en la ruta, en Europa hay hospedajes sin conserjería
Cada vez son más los que se animan a aventurarse en auto por Europa. Seguramente se debe a las distancias cortas, las excelentes rutas y las tarifas de alquiler de autos más bajas cada año. Sin embargo, a la hora de decidirse por esta alternativa una duda fundamental todavía detiene a muchos: ¿cómo hacer para conseguir hotel si la noche sorprende en pleno viaje y no se habla el idioma local?
Eran casi las 12 de la noche cuando los viajeros decidieron parar a dormir, tentados por un cartel de hotel ofreciendo habitaciones a bajo costo. Otro letrero, ante el cerrado portón del estacionamiento, los invitaba a pasar al interior a pie, para registrarse. Uno lo hizo y volvió a los 5 minutos con una sonrisa, y mientras digitaba una clave en un teclado -que inmediatemente abrió el portón para dar entrada al vehículo-, acotó: "Es todo automático".
En Francia, son varias las cadenas de hoteles con buenos precios que se ven al costado del camino. Una de ellas, Formule 1, con 280 hoteles de bajísimo costo, soluciona sueño, confusiones idiomáticas y más. Es un nuevo concepto de servicios automáticos que funciona las 24 horas, en las principales rutas del país.
Muchos se pensarán incapaces de registrarse en un hotel mediante una máquina, tal vez por espantosos malentendidos sufridos antes cuando de tecnología se trataba. Pero la realidad enseña a no desalentarse.
Diálogo con una máquina
En lugar de encontrarse con un conserje pronunciando extrañas erres , el viajero se enfrentará a una pantalla que lo primero que hace es ofrecer una selección de cuatro idiomas -español entre ellos-. Ya entrando en confianza, le informará que la tarifa por una habitación para tres personas es de aproximadamente 21dólares y que el desayuno cuesta 3,50 por cabeza.
Una vez indicada la opción preferida, se procederá a las formalidades del pago. La modalidad más usada es mediante tarjeta de crédito. Es fácil, se inserta la tarjeta a utilizar -Visa, Master Card o American Express- como en cualquier cajero automático. No hay que preocuparse demasiado, pues hay opciones para corregir y cancelar de ser necesario.
Pero, además, la máquina está diseñada a prueba de personas para nada familiarizadas con este tipo de sistemas.
Pregunta y vuelve a chequear si el viajero esta dispuesto a pagar la suma tal, con la tarjeta de crédito tal, número tal, a lo que se debe contestar afirmativamente para que la transacción se concrete.
Finalizado el trámite, la máquina emite un recibo en donde figura -además de las formalidades antes mencionadas- el número de habitación otorgada y un código de ingreso, que también sirve para abrir el portón del estacionamiento.
Adentro, discretos pasillos llevan a las habitaciones. Son todas iguales e incluyen una cama doble y una simple tipo cucheta, una mesita con su silla, televisión con control remoto, reloj despertador y lavatorio, además de la ropa de cama y toallas. Los baños y las duchas son compartidos y están afuera.
Pero se mantienen impecables ya que cada vez que son utilizados se limpian sólos automáticamente. Cuando el ocupante sale, un dispositivo lava el habitáculo entero y también lo seca.
A la mañana se puede encontrar personal del hotel -esta vez humano- atendiendo la cafetería y es posible contratar el desayuno si es que no se hizo mediante la máquina del check-in la noche anterior. El sistema es de tipo autoservicio y libre, y ofrece té, café, leche, baguettes y tostadas, manteca, diversas mermeladas y jugo de naranja.
Aunque la mayoría prefiere partir temprano, el check-out es hasta las 12.
Sólo entonces el personal de limpieza se ocupará de alistar las habitaciones para cuando la noche sorprenda a muchos en plena ruta. .
María Victoria Repetto